27 Una vez que hubieron amontonado las armas y recogido los
despojos de los enemigos, comenzaron la celebración del
sábado,
desbordándose en bendiciones y alabanzas al Señor que en aquel día
les
había salvado, estableciendo el comienzo de su misericordia.
28 Al acabar el sábado, dieron una parte del botín a los que habían
sufrido la persecución, así como a las viudas y huérfanos; ellos y sus hijos
se repartieron el resto.